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Las industrias que se animan a invertir ahora en la Argentina

En los primeros diez meses de 2014, el sector automotriz es el que más inversiones concentró

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En los primeros diez meses de 2014, el sector automotriz es el que más inversiones concentró. Le siguen el rubro alimenticio y las industrias químicas. Del total casi 40% fue realizado por empresas nacionales. En octubre, el mes más reciente computado, el sector que invirtió más fue el de productos del petróleo, seguido por el tabacalero y luego el automotriz.

Un reciente artículo publicado en el suplemento “3 Días” de “El Cronista”, que lleva la firma de Carmen López Imizcoz, aborda en profundidad el comportamiento que ha tenido la inversión en el país durante lo que va de este particular año y lo que puede ocurrir de ahora en más. Te invitamos a leerlo a continuación:

La Argentina a contramano: quiénes invierten en la crisis

Aún si el Gobierno arregla con los holdouts y accede a los mercados internacionales de crédito, 2015 será otro año duro en materia económica: de muy tenue recuperación de la actividad o recesión y de una inflación de al menos 30 por ciento. Además, se tratará de un año electoral, con lo que ello implica en términos de incertidumbre. Con todo, hay empresas que siguen apostando al país aún ante un panorama que otros califican de poco alentador. Conocer las empresas que están invirtiendo en activos de largo plazo, lejos de saciar una mera curiosidad, se convierte en un dato crucial para entender qué sectores seguirán creando puestos de trabajo y qué cadenas de valor continuarán ofreciendo oportunidades a las Pymes.

Según datos preliminares del Ministerio de Industria brindados en exclusiva a El Cronista 3Días, en los diez primeros meses de este año se anunciaron inversiones en el sector industrial por $ 41.962 millones (unos US$ 4.980 millones al tipo de cambio oficial del cierre de esta edición, algo que no es estrictamente correcto ya que habría que considerar el valor de la divisa al efectuarse cada desembolso). Este monto no incluye la mayor parte de los desembolsos que se comunicaron recientemente, que son aquellos vinculados a la exploración y extracción de petróleo y gas, muchos de ellos asociados a Vaca Muerta. Por ser actividades primarias, estas sumas no se consideran inversiones industriales, si bien repercuten en diversas cadenas de valor. Estos casi US$ 5.000 millones tampoco contemplan los anuncios de, por ejemplo, 2013, que abarcan varios años vista, excepto que su concreción parcial haya sido informada en 2014.

Las economías con alto crecimiento cuentan con tasas de inversión total (pública y privada) del 25% del PBI como mínimo. En la Argentina, según un informe del IERAL con los nuevos datos del PBI con base en 2004, estamos lejos de esa tasa: el mejor porcentaje de la última década se obtuvo en 2007, cuando resultó de alrededor de 20% del PIB. Desde 2009 la inversión bruta está casi estancada, oscilando entre 17% y 18,5% del PIB, con pronóstico apenas por encima del 17% en 2014. El mejor período para la inversión en la última década fue de 2006 a 2008, cuando se ubicó en torno al 20% del PBI. En estos niveles, el crecimiento de largo plazo no podría ser mayor a 3-4%, según O. J. Ferreres & Asociados.

Los sectores

De los US$ 4.980 millones relevados por Industria, el sector que concentró más inversiones fue el de Automotores (32,5%), seguido por Alimentos (26,3%) y Productos Químicos (15%). En cuanto al origen de los capitales, el 38,5% de los anuncios fue realizado por empresas argentinas; en segundo lugar, con 21,7%, se ubicaron las firmas norteamericanas y el tercer puesto quedó en manos de japonesas (con 17,6%).

Otro dato importante es el destino de los desembolsos. El 66,6% del total de los anuncios de inversión registrados hasta octubre, inclusive, se destinó a la ampliación de unidades existentes y el resto se volcó a la creación de nuevas unidades o proyectos de base (a este tipo de inversiones se las denomina greenfield).

Si los datos se abren por compañía, entre los principales anuncios de inversión de este año, por su monto, se destacan los de automotrices (Toyota, General Motors, Honda y Denso), los de alimenticias (Arcor, Molinos, Oleaginosa Moreno Hermanos, Vicentín, Sancor, Quilmes, Coca Cola, McCain y Milkaut), los de firmas de productos químicos (Profertil, Alpat, Los Grobo, Rizobacter), los de compañías de electrodomésticos y electrónica (Grupo Newsan, Alladio, Visuar, por Samsung, y Mirgor) y los de otros sectores (Siderar, Cerámica del Norte y Case New Holland, por maquinaria agrícola del grupo Fiat).

Poniendo la lupa en el último mes con cifras cerradas, solo en octubre, se anunciaron inversiones en la industria por $ 2.235 millones (más de US$ 265 millones, al tipo de cambio oficial). De ese monto, según precisan desde el Ministerio, $2.019 millones (US$ 240 millones) correspondieron a anuncios de inversiones futuras o que se encuentran en desarrollo, mientras que $ 216 millones (US$ 25 millones) fueron inversiones concretadas en octubre último. El sector que impulsó las inversiones anunciadas en el décimo mes del año fue Productos del petróleo (27,7%), acompañado por el sector Tabaco (17,9%) y por el sector Automotores (15,1%), según detalla la cartera que conduce Débora Giorgi. En cuanto al origen de los desembolsos anunciados, el 57,2% fue hecho por empresas del país, seguidas por 19,5% de firmas de los Estados Unidos y 15,1% de compañías japonesas. El 70% de las inversiones comunicadas correspondieron a ampliaciones y el resto fueron greenfield.

Con respecto a la distribución geográfica, la mayor parte de los anuncios de octubre se concentraron en las provincias de Buenos Aires (51,3%), Corrientes (17,9%) y Córdoba (7%).

En particular, siete empresas informaron al Ministerio de Industria el empleo directo que genera o va a generar su proyecto anunciado en octubre una vez concretado. Se trata de 593 nuevos puestos de trabajo, de los cuales 350 serán creados por el proyecto de Citrícola San Miguel.

Además de estos datos de la cartera que conduce Giorgi, hay que contemplar las inversiones en actividades primarias (petróleo y gas merecerían una nota aparte) y terciarias (servicios). Según el relevamiento que lleva la consultora abeceb.com, en lo que va de 2014, los principales anuncios en sectores de servicios se concentraron en el sector telecomunicaciones. A fines del año pasado, Telefónica de Argentina anunció inversiones para el bienio 2014/2015 por $ 11.700 millones (unos u$s 1.870 millones en el momento del anuncio), para aumentar la velocidad de conexión y de transmisión de datos. De ese total, $ 5.200 millones (u$s 828 millones) se invertirían en 2014 en incrementar la velocidad de la conexión, desplegar trabajos de fibra e instalar nuevos sitios. En abril último, Movistar, Personal y Claro se comprometieron a invertir este año más de $ 5.900 millones (u$s 736,6 millones, según el tipo de cambio oficial al momento del anuncio), de los cuales la mayor parte se destinaría a infraestructura para mejorar la calidad del servicio.

Animarse a invertir

A la hora de decidir una inversión, las empresas deben aplicar ciertos criterios de evaluación. Mediante herramientas de matemática financiera, estiman el valor presente del flujo de fondos que se espera que genere el proyecto y le descuentan el riesgo del país y el del sector. "En economías con altas tasas de inflación, la moneda local pierde su capacidad para funcionar como medida, por lo que los cálculos económicos que implican proyecciones a futuro tienden a realizarse en otra moneda no sujeta a ese problema", explica el economista Fausto Sportono, de Orlando J. Ferreres & Asociados.

En mercados como el argentino, donde muchas de las variables fundamentales (inflación, tipo de cambio, tasa de interés, crecimiento del producto) son difíciles de estimar, incluso en el corto plazo, la evaluación de los proyectos de inversión es con diferentes bandas de valores, incluyendo escenarios negativos con mayor probabilidad de ocurrencia que en países estables. En consecuencia, lo más probable es que el inversor promedio sea muy reacio a realizar inversiones a priori rentables por la gran carga de incertidumbre, explica Eduardo Fracchia, director de Economía del IAE.

"A pesar de que 2015 tiene un panorama desalentador, las inversiones que se realizan son a plazos mayores que el año que viene", sostiene Martín López Amorós, investigador del IAE. En este sentido, el cambio político y el eventual acceso al financiamiento abren "un nuevo escenario algo más optimista", agrega, por lo cual "algunos activos argentinos parecen ser una oportunidad", sin embargo, advierte que hay que analizar cada caso.

Los sectores que sustituyen importaciones y los que, al manejar horizontes de planeamiento muy extensos, se ven menos afectados por la coyuntura son los que concentran las inversiones, explica López Amorós. "Las restricciones a las importaciones y la escasez de divisas siempre generan cierto incentivo a la sustitución de importaciones", dice, para agregar que "esa sustitución es solo parcial y, en muchos casos, ineficiente". No obstante, estos sectores son los que "se salvan" en un contexto como el actual y explican parte de la inversión que se observa en el país.

No les queda otra

Una inversión se rotula como "directa" si involucra el objetivo de obtener una participación duradera en una firma de otra economía, es decir, si contempla una relación a largo plazo entre el inversor y la empresa y un grado significativo de influencia del inversor en la dirección de la empresa. A su vez, la inversión directa puede ser en greenfield (si crea nuevas unidades o proyectos de base), en ampliaciones de plantas existentes o en fusiones y adquisiciones. En la Argentina, actualmente la mayor parte de la inversión extranjera directa "es reinversión compulsiva de dividendos que fueron devengados y no pudieron ser girados", considera Sportono. En cambio, "en las operaciones de fusiones y adquisiciones hay fondos frescos, pero son montos menores", agrega.

"La mayor parte de la inversión no tiene origen externo", enfatiza López Amorós. En los tres primeros trimestres de 2014, la entrada de divisas por ventas de capital llegó a los u$s 223 millones, contra US$ 1.793 millones en igual lapso del año pasado. En cuanto al giro de utilidades y dividendos, pese a los controles, el envío supera al correspondiente al mismo período del año pasado.

También la inversión extranjera directa viene cayendo fuerte (-34,2% en los primeros tres trimestres, ver aparte). En suma, "los inversores internacionales parecen estar más dispuestos a salir del país que a entrar", concluye López Amorós.

Por otra parte, los activos argentinos atraen porque están baratos. Spotorno sostiene que "en el mundo en general, y en América Latina en particular, una firma vale aproximadamente diez veces su EBITDA" (resultado empresarial antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones productivas, por su sigla en inglés, una medida de la capacidad de la empresa para obtener beneficios mediante su actividad productiva). "En cambio, en la Argentina, el valor de las firmas tiende a cinco veces su EBITDA", continúa, y sentencia: "Las firmas acá están muy baratas en comparación con el resto del mundo".

"Los precios en dólares de los inmuebles llevan casi dos años estables. En una economía que tiene inflación en dólares, esto significa que su precio relativo viene cayendo desde el punto de vista del inversor doméstico", considera López Amorós. "El hecho de que su cotización siga siendo en dólares los transforma en bienes atractivos, más aún dadas las expectativas de devaluación", agrega. En cambio, sostiene, la visión del inversor extranjero no es la misma. "A la incertidumbre sobre la devaluación (que en su caso juega en contra) y la movilidad de capitales se suma la existencia de otros mercados inmobiliarios que hoy son más atractivos, como los EE.UU. o Europa, ya que sufrieron una baja en los precios que en la Argentina no ocurrió", añade.

El investigador del IAE enfatiza que, en términos relativos, el atraso cambiario viene impidiendo un ajuste a la baja en el precio en dólares de los activos. Menciona que mientras el metro cuadrado promedio en Buenos Aires cuesta u$s 2.084, en Madrid sale unos u$s 2.700, "una diferencia que no llega a compensar los riesgos", concluye.

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