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Tolerancia cero a operaciones sospechosas

El nuevo titular del banco, Von Freyberg, sostuvo días atrás que está trabajando en introducir una política de tolerancia cero

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Vientos de cambio parecen estar soplando por el Vaticano. Tanto es así, y con expresiones vertidas por el sumo pontífice como “una iglesia pobre, para los pobres”, que esta brisa llega al nuevo Banco del Vaticano. Después de 71 años de historia, el Instituto para Obras de Religión (IOR) ha iniciado una nueva etapa, ya que en esta historia se lo ha visto vinculado al fraude, el lavado de dinero, a grupos criminales italianos e incluso con la desaparición, hace tres décadas, de una adolescente en Roma.

El nuevo titular del banco, Von Freyberg, sostuvo días atrás que está trabajando en introducir una política de tolerancia cero basada en rechazar las operaciones sospechosas, poniendo como fecha límite de implementación el 31 de julio próximo. También se comprometió a que en este próximo mes de octubre publicará online el balance de la institución.

Para nuestro conocimiento, el banco posee algo menos de 19.000 clientes, siendo estos solamente instituciones y ciudadanos vaticanos, así como monjas y sacerdotes de todo el mundo.

La Santa Sede aspira a sumarse a una “lista blanca” de Estados que cumplen con todos los estándares internacionales de transparencia financiera establecidos por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), mientras que aquí en Argentina no encontramos la manera de salir de la lista gris.


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